PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA COMISIÓN
INTERAMERICANA DE DERECHOS Washington, D.C. 26 de
febrero de 1996, 10:30 a.m.
Señor Presidente del Consejo Permanente, señor Secretario
General, señor Secretario General Adjunto, señores miembros de la
Comisión, señoras Embajadoras, señores embajadores, señora
Secretaria Ejecutiva de la Comisión, señoras y señores:
Con profunda satisfacción me dirijo a ustedes, en mi calidad de
Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, al
inaugurarse el Nonagésimo Primer Período Ordinario de Sesiones de la
Comisión.
En primer término, si se me permite, quisiera aprovechar esta
oportunidad para presentar a ustedes y al mismo tiempo dar la más
cordial bienvenida a los tres distinguidos juristas que con el suscrito
fuero elegidos por la Asamblea General en junio de 1995, y hoy se
incorporan formalmente a los trabajos de la Comisión en pleno:
doctor Carlos Ayala Corao, de Venezuela; doctor Jean Joseph Exumé,
de Haití; y profesor Robert Goldman, de los Estados Unidos.
Me acompañan asimismo en esta sesión el Primer Vicepresidente
de la Comisión, Profesor Claudio Grossman, de Chile, el Segundo
Vicepresidente Embajador John Donaldson, de Trinidad y Tobago, y el
doctor Oscar Luján Fappiano de Argentina.
Quiero expresar, en nombre de la Comisión nuestro sincero
agradecimiento a los tres miembros cuyos mandatos concluyeron el 31 de
diciembre de 1995: el
doctor Patrick Robinson, de Jamaica, quien se desempeñó como miembro
de la CIDH durante ocho años y actualmente es candidato para ocupar un
cargo de Juez en la Corte Internacional de Justicia; el doctor Leo
Valladares, de Honduras, quien también sirvió a la Comisión durante
ocho años y continúa en su cargo de Defensor de derechos humanos
"ombusman" en su país, y finalmente el Profesor Michael
Riesman, de Estados Unidos, quien se desempeñó como miembro de la
Comisión durante cinco años y continúa como profesor en su cátedra
de derecho internacional en la Universidad de Yale.
Desde el anterior período ordinario de sesiones, celebrado en
septiembre de 1995, la Comisión cumplió una intensa actividad.
Además del trabajo diario, varios miembros de la Comisión
concurrieron a los períodos de sesiones que celebró la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en diciembre de 1995, y en
enero-febrero del corriente año.
La comisión realizó asimismo una visita in loco a la República
Federativa del Brasil, a principios del mes de diciembre, para observar
la situación de los derechos humanos en ese Estado miembro.
Esa visita se efectuó de conformidad con la invitación que
formuló el señor Presidente Dr. Fernando Henrique Cardoso.
La Comisión desea reiterar, una vez más, su reconocimiento al
Gobierno de la República Federativa del Brasil, a su Presidente y a las
autoridades federales y estatales por todas las facilidades y la
cooperación brindadas para la realización y éxito de la visita.
La Comisión desea, asimismo, expresar su agradecimiento a la
comunidad de derechos humanos en el Brasil por la colaboración y el
apoyo brindado para la realización de la visita.
El 12 de diciembre de 1995 la Comisión recibió una invitación
del Ilustrado Gobierno de México para la realización de una visita de
observación in loco a ese Estado Miembro.
El Presidente de la Comisión ha mantenido conversaciones con
autoridades mexicanas con respecto a la realización de la visita y
durante el presente período de sesiones se procederá a fijar, de común
acuerdo con el Gobierno de México, la fecha en que se llevará a cabo
la visita a ese país.
Señor Presidente, señores Representantes: En la gran mayoría
de los Estados miembros de la OEA las condiciones políticas han
cambiado en los últimos años, abriéndose condiciones mas adecuadas
para la consolidación de gobiernos elegidos democráticamente.
Ello representa un paso fundamental porque no se puede afirmar la
efectiva vigencia de los derechos humanos sin la existencia de un régimen
verdaderamente democrático.
Paradójicamente, sin embargo, el número de denuncias que recibe
la Comisión no ha disminuido. Ello
se explica, en parte, en el hecho que los sistemas verdaderamente democráticos
inspiran la confianza que permite a los ciudadanos recurrir a los órganos
de protección internacional cuando consideran que el Estado no reconoce
sus derechos fundamentales.
Mas allá de los logros obtenidos con respecto a la protección y
consolidación de los sistemas democráticos en la región, es
importante tener muy en cuenta que en materia de promoción y protección
de derechos humanos queda aún un largo trecho por recorrer, puesto que
las violaciones de tales derechos, principalmente de los derechos
fundamentales, como son por ejemplo, el derecho a la vida, a la
integridad y a la libertad personal, y la protección y garantías
judiciales, continúan en muchos de los Estados miembros de la
Organización. La situación
es muy seria, por ejemplo, cuando ocurren detenciones al amparo de
legislaciones que vulneran, manifiestamente, garantías y principios
elementales que deben regir en un Estado de Derecho:
El juzgamiento de civiles por tribunales militares, la sanción
de delitos cometidos por menores de edad, y las restricciones al control
judicial de la investigación de violaciones graves, constituyen en la
actualidad procedimientos de aplicación corriente en algunos Estados
miembros de la Organización.
Los derechos humanos, además de constituir una parte
inescindible de la democracia, constituyen también un modo de ser, un
modo de actuar, un modo de aproximarnos a la realidad social de nuestros
países. En síntesis: un modo de comprender y entender la realidad
universal y nuestras realidades regionales.
En otro orden de ideas, deseo mencionar aquí que en el ámbito
de nuestra Organización se ha mencionado muchísimas veces que los
derechos humanos son universales, indivisibles, e interdependientes, y
que están relacionados entre sí.
Se ha sostenido también que la comunidad internacional debe
tratar esos derechos en forma global y de manera justa y equitativa, en
pie de igualdad, dándoles a todos el mismo peso.
La ratificación de la Convención Americana, y de otros tratados
interamericanos sobre derechos humanos, contribuirá en gran medida a la
denominada universalidad de
los derechos humanos y a la "jurisdiccionalización" de los
mecanismos de protección en nuestra región.
Con la ratificación de esos instrumentos, y la aceptación de la
jurisdicción de la Corte por parte de todos los Estados miembros de la
Organización, la "universalidad" de los derechos humanos se
manifestará no sólo en abstracto sino también en la práctica, puesto
que será posible aplicar las mismas normas y los mismos criterios a
todos los Estados parte. Algunos
Estados no han ratificado aún la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y existe en el continente una relación asimétrica respecto de
la aceptación de la jurisdicción obligatoria de la Corte
Interamericana, puesto que alrededor del 80% de la población del
hemisferio está compuesta por personas cuyos Estados no han reconocido
dicha jurisdicción.
Este tema adquiere una gran relevancia en la actualidad en virtud
de que la "jurisdiccionalización" y universalización de los
procedimientos de protección constituye una garantía para todos,
puesto que evita la selectividad y el casuismo.
Además, es lo que mejor atiende al propósito humanitario de los
mecanismos de salvaguardia internacional de los derechos humanos y es,
por consiguiente, "lo que asegura la primacía del derecho en la búsqueda
de la realización de la justicia".
En este mismo orden de ideas es importante reiterar que la
vinculación que existe entre los derechos civiles y políticos y los
derechos económicos y sociales no es solamente un imperativo ético o
moral, sino también una condición palpable de la paz
y de la estabilidad social, y que de poco sirve la protección de
los derechos civiles y políticos sin la existencia de los derechos económicos,
sociales y culturales. El
pensamiento político contemporáneo ha corregido el concepto unilateral
de los derechos humanos, los que no pueden consistir en una vana
invocación a la libertad, sino que deben asentarse en lo que es la
"substancia viva" del ser humano: el derecho a la vida, al
trabajo y a procurarse lo necesario para la satisfacción de las
ineludibles urgencias espirituales y materiales.
De la relación o indivisibilidad -ya aceptada por la comunidad
interamericana- entre derechos civiles y políticos, y derechos económicos,
sociales y culturales, resulta muy difícil justificar el sacrificio de
algunos de esos derechos en favor de otros.
Los Estados miembros de la OEA en su conjunto, y algunos de ellos
en particular, siguen sometidos a los retos derivados de la injusticia
social y de la pobreza extrema.
Todos los seres humanos deben gozar de lo que podríamos
denominar "la situación vital básica" que abarca un conjunto
de circunstancias indispensables para una vida realmente digna, libre y
humana, como son las relativas a una adecuada participación en la
cultura y la educación, a una vivienda apropiada y a una renta que
permita satisfacer en forma permanente y sin zozobras ni estrecheces las
necesidades de la persona y su familia.
La autoridad pública y el sistema jurídico deben procurar que
ningún miembro de la comunidad viva en condiciones incompatibles con la
dignidad humana.
Si dentro del marco de las instituciones democráticas no es
posible construir un sistema económico, social y jurídico que permita
el respeto y disfrute pleno de los derechos humanos, por más que haya
gobiernos constitucionalmente elegidos, no existirá Estado de Derecho
ni instituciones democráticas sólidas y estables.
Por otra parte, la solución no está en imponer regímenes de
fuerza, ni en promover el odio y la violencia.
Es falsa y tiene que ser desechada, la idea de que la seguridad y
la prosperidad general constituyen un fin cuya realización autoriza a
afectar los derechos humanos o la integridad del sistema democrático de
gobierno. La verdad, ajustada a la conciencia jurídica del hemisferio,
es otra. La expansión de las fuerzas materiales y el correlativo
mejoramiento económico de la comunidad son posibles sin desmedro de las
libertades y con plena sujeción a las formas democráticas. Tan
censurables son los regímenes políticos que niegan el bienestar a las
personas como los que pretenden edificarlo sobre el desprecio o el
quebranto de las instituciones democráticas, que son las únicas que
pueden garantizar la libertad y la felicidad de los pueblos.
La tarea común de los Estados miembros de la Organización, y de
la comunidad interamericana en general, es el de rescatar los valores
democráticos plenamente reinsertados en lo que es su fundamento y razón
de ser: los derechos humanos, tanto en el ámbito civil y político como
en el económico y social.
Deseo reiterar el agradecimiento de la Comisión a los Gobiernos
de los Estados miembros por el aumento de recursos para el bienio
1996-97, que aprobó la Asamblea General en su vigésimo quinto período
de sesiones.
Asimismo deseo expresar el agradecimiento de la Comisión al señor
Secretario General por el valioso apoyo que ha brindado a la Comisión
que incluye, entre otros, la designación de un nuevo Secretario
Ejecutivo Adjunto de acuerdo con lo que le solicitó la CIDH, la cual en
septiembre del corriente año modificó su Reglamento con ese objeto.
En el cumplimiento de las funciones de la Comisión el aporte de
los miembros es, por supuesto, esencial.
Pero las labores que cumple la Secretaría son también de
fundamental importancia. Quisiera
antes de terminar manifestar mi profundo reconocimiento a todo el
personal de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión y muy especialmente
a la Secretaria Ejecutiva, Embajadora Edith Márquez, por sus
conocimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, por su
experiencia diplomática, por su buen criterio y por la dignidad que
siempre ha demostrado, pero fundamentalmente por su lealtad y dedicación
a la Comisión y a la causa de los derechos humanos. PRESENTACIÓN
DEL INFORME ANUAL 1995 DE LA COMISIÓN
INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS POR EL PRESIDENTE, DECANO
CLAUDIO GROSSMAN, 30 de abril de 1996 Señor Presidente de la
Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos
Constituye para mí un gran honor presentar a la Comisión de
Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo Permanente el Informe Anual
correspondiente al año 1995, que la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos eleva a consideración de la Asamblea General.
Antes de iniciar la presentación del Informe deseo mencionar que
me acompañan el Primer Vicepresidente de la Comisión, Embajador John
Donaldson, el Segundo Vicepresidente, Dr. Carlos Ayala Corao y los demás
miembros de la CIDH Dr. Jean Joseph Exumé, Dr. Alvaro Tirado Mejía,
Dr. Oscar Luján Fappiano, Profesor Robert Goldman.
Nos acompaña además el nuevo Secretario Ejecutivo, Embajador
Jorge Enrique Taiana, a quien me permito presentar a ustedes y, al mismo
tiempo, darle una vez más la bienvenida y desearle muchos éxitos en su
gestión al frente de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión.
La CIDH ha recibido con gran satisfacción el nombramiento del
distinguido diplomático argentino y no tiene dudas que su aporte
contribuirá al fortalecimiento y desarrollo del sistema interamericano
de protección de derechos humanos.
El informe que presento ha sido aprobado en el 911 Período Ordinario de Sesiones, celebrado en febrero-marzo del
presente año, y fue preparado teniendo en consideración los
lineamientos que estableció la Asamblea General en la resolución
AG/RES. 331, así como los que figuran en el artículo 63 del Reglamento
de la Comisión.
Contenido del Informe
El informe, de conformidad con los criterios establecidos en la
resolución antes mencionada, consta de cinco capítulos.
Este informe, como los señores Representantes habrán podido
apreciar, no incluye los informes sobre la situación de derechos
humanos en varios Estados que aparecerían en años anteriores.
Esta ausencia se debe a una decisión adoptada por la Comisión
solamente para este año, con el objeto de revisar los criterios
necesarios para dar mayor coherencia y aumentar la eficiencia de sus
informes generales.
Como de costumbre, el primer capítulo, en forma breve, se
refiere al origen y a las bases jurídicas de la Comisión.
Se consignan en este capítulo asimismo las actividades que ha
realizado la Comisión durante el año 1995, con otros órganos de la
OEA, así como con otros organismos internacionales vinculados a la
promoción y protección de los derechos humanos.
El capítulo segundo contiene, también en forma breve,
una relación de las actividades que ha desarrollado la Comisión
durante el año 1995. Un aspecto muy importante dentro de este capítulo es el de
las visitas in loco que efectuó la Comisión y el de las
actividades de la Comisión ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. En el período que
comprende el informe que presento, la Comisión efectuó las siguientes
visitas in loco: a
Haití del 20 al 24 de marzo de 1995, y a Brasil del 4 al 8 de diciembre
de 1995.
En su visita a Brasil la Comisión observó, inter alia,
la preocupación del Gobierno Federal, particularmente del Presidente
Fernando Henrique Cardoso, por los derechos humanos, lo que se ha
traducido en la incorporación de este tema en el debate nacional y en
la generación de un proceso que incluye modificaciones a instrumentos
jurídicos, a instituciones y otras medidas destinadas a promover y
fortalecer una cultura de respeto por estos derechos.
En Estados Unidos la Comisión visitó diversas instituciones
penales, que incluyeron la de Lompoc en California y la penitenciaría
de Leavenworth en Kansas. En
estas dos instituciones la Comisión recibió información sobre la
situación de los reclusos e indagó sobre las situaciones generales de
alojamiento de éstos. Del 11 al 13 de diciembre de 1995, una misión de la Comisión
viajó a Colombia con el objeto de observar, a solicitud de las partes,
la forma en que se cumplían los compromisos asumidos por éstas en el
acuerdo amistoso sobre varios casos en trámite.
Del 5 al 10 de julio se llevó a cabo una misión similar a la
República de Guatemala con el objeto de gestionar la protección de un
Fiscal amenazado de muerte.
Como los señores Representantes habrán podido apreciar, las dos
terceras partes del informe corresponden al capítulo tercero,
referente a casos individuales. En
el nuevo marco hemisférico integrado por gobiernos electos, con la
excepción de Cuba, la Comisión ha reorientado su acción, para
adecuarla a esta nueva realidad. En
efecto, más que visitas generales in loco cuyo propósito era
movilizar la opinión pública internacional dando testimonio fehaciente
a opiniones sobre situaciones de violaciones masivas sistemáticas, la
nueva realidad hemisférica permite un estudio singularizado de casos
individuales. El propósito
de los casos es el fortalecimiento del sistema democrático del Gobierno.
Esto se logra en un movimiento dual, por una parte detectando
tempranamente violaciones que no resueltas en el sistema interno pueden
conducir a una erosión del sistema democrático.
Por otra parte --y tal como lo es la experiencia del sistema como
el sistema Europeo-- el sistema de casos contribuye a la ampliación y
profundización de la democracia, al aplicar normas libremente
consentidas que expanden los derechos individuales.
En el Informe Anual se incluyen ejemplos de ambos tipos de casos
a los que no me voy a referir extensamente por estar a disposición de
los señores Representantes en el informe.
Los casos tiene además otros efectos de gran valor.
En primer lugar, permiten el avance de la cultura jurídica al
avanzar interpretaciones de disposiciones de carácter internacional.
Los casos que se contemplan en el actual informe ofrecen
interpretaciones sólidas y bien fundamentadas sobre el derecho a la
vida, el concepto de detención arbitraria ilegal, el derecho a ser
juzgado en plazo razonable, el derecho a presunción de inocencia, la
conceptualización de la violación como tortura y los criterios que
permiten considerar una conducta como tortura.
Desde un punto de vista procesal, el conjunto de casos
presentados en el actual período contiene elementos de gran valor sobre
solución amistosa, el agotamiento de recursos internos, el peso de la
prueba y los criterios de valoración de la misma.
Asimismo, se profundizan los conceptos jurídicos existentes
sobre responsabilidad internacional y sobre situaciones de emergencia.
La mayor complejidad jurídica de los casos que la Comisión
viene resolviendo, producto de la nueva situación hemisférica a la que
ya he hecho referencia, ha creado demandas crecientes a la CIDH.
Demandas crecientes de perfeccionar el razonamiento jurídico y
dar seguridad tanto a los peticionarios y a los Estados como sobre los
derechos y procedimientos establecidos en el sistema nacional. Además del incremento cualitativo del trabajo de la Comisión,
se ha producido un aumento cuantitativo de denuncias y tramitación de
casos.
En función de esta importante evolución del sistema, es
esencial continuar fortaleciendo el trabajo jurídico de la CIDH.
Para ello esperamos contar con la cooperación de todos los
usuarios y, en particular, de ustedes los Estados democráticos del
hemisferio, para el fortalecimiento del trabajo jurídico de la Comisión.
No desearía
terminar mi interpretación sobre el sistema de casos, sin decir que no
se nos debe olvidar que el sistema de casos no se refiere sólo a
cuestiones abstractas de carácter sustantivo o procesal.
Miles y miles de hombres y mujeres del hemisferio en la
presentación de un caso buscan que se satisfaga su expectativa de
justicia. En esta misión
la Comisión fortalece directamente la democracia desde que numerosas víctimas
recuperan en el trabajo de la Comisión su fe en el estado de derecho y
la democracia.
El capítulo cuarto del informe se refiere al estado de la
preparación de una futura Declaración Interamericana de los Derechos
de los Pueblos Indígenas que la Comisión ha venido elaborando de
conformidad con lo acordado por la Asamblea General en la resolución
AG/RES. 1022 (XIX-O/89). Luego de varias revisiones internas, la Comisión, en
septiembre de 1995 aprobó el borrador de consulta que se transcribe en
este capítulo, en base al cual se inició una ronda de consultas a los
Estados miembros y a otras instituciones.
La Comisión espera poder analizar las observaciones que formulen
los Estados miembros a ese borrador, en el mes de septiembre del
presente año y en febrero de 1997, a fin de completar el proyecto de
Declaración para que puede ser considerado por la Asamblea General en
su vigésimo séptimo período ordinario de sesiones, a celebrarse el próximo
año.
El capítulo quinto contiene un informe de progreso sobre
el proyecto sobre las condiciones de detención en las Américas y un
informe similar sobre el proyecto que avanza para promover y proteger
los derechos de la mujer en el hemisferio y eliminar discriminación en
su contra.
La Comisión como es usual ha incluido en varios anexos el estado
de las ratificaciones de las convenciones y protocolos de derechos
humanos aprobados en el ámbito interamericano.
Señor Presidente y señores Representantes, quiero aprovechar
esta oportunidad para informar a los señores Representantes que la
Comisión ha desarrollado un conjunto de iniciativas destinadas a
fortalecer el sistema interamericano de derechos humanos e incrementar
su capacidad de respuesta frente a las cambiantes demandas derivadas del
proceso de consolidación y extensión del sistema democrático de
gobierno en América. Estas
iniciativas están orientadas esencialmente a fortalecer su metodología
de trabajo, a estimular las actividades de promoción, y a explorar
formas adicionales de adaptar el sistema de promoción y protección a
las nuevas realidades.
Con respecto a la metodología de trabajo la Comisión ha
adoptado varias iniciativas: se
ha insistido ante las partes la posibilidad de arreglo amistoso de los
casos cuando los asuntos de que conoce sean susceptibles de tales
arreglos. En este sentido la Comisión ha visto con agrado que tanto
los países como los peticionarios en muchos casos han aceptado
someterse al procedimiento de solución amistosa con muy buenos
resultados.
En un esfuerzo por aliviar el recargado programa de trabajo de la
Comisión y en vista de las numerosas solicitudes de audiencia por parte
de los peticionarios como de los Estados miembros, se ha establecido la
práctica de celebrar audiencias la semana anterior al período de
sesiones. Además se ha agregado una tercera reunión anual para
avanzar en el cumplimiento de sus funciones de decidir casos, planificar
visitas in loco, las actividades de promoción y sus funciones
generales.
Según he señalado anteriormente, la Comisión ha puesto énfasis
en mejorar y profundizar el análisis de los casos declarados admisibles
sobre los cuales la Comisión ha acordado preparar informes.
Me parece importante, ante todo, señalar que dicho énfasis no
implica que visitas in loco no deban tener lugar. En efecto las visitas in loco continúan
indispensables ya sea para analizar situaciones generales o explorar
derechos específicos en un determinado país. Las actividades de
promoción por su parte, contribuyen al conocimiento general del sistema
y elevan la cultura jurídica sobre los derechos humanos y el sistema
regional. En ésta y en
otras materias, parte de las funciones de la CIDH, quisiera reiterar la
necesidad de un diálogo fructífero con los Estados y usuarios del
sistema. La Comisión ve en
los aportes que ustedes puedan hacer para mejorar en su procedimientos
un contribución valiosa a sus trabajos.
En este sentido quiero valorar, por ejemplo, que ya ha existido
una contribución importante de los Estados miembros y los peticionarios
en elevar la calidad de la argumentación jurídica de las partes en
casos ante la Comisión.
La Comisión desde luego no se considera infalible. Por ello necesita contar con el apoyo, la crítica y los
puntos de vista de los Estados miembros.
Ello contribuirá a elevar el nivel del debate jurídico, sin
perjuicio que los Estados cuentan con mecanismos independientes, y
adecuados a través de la solicitud de opiniones consultivas o mediante
otros procedimientos ante los órganos políticos y ante la misma Corte
Interamericana de Derechos Humanos para someter los razonamientos jurídicos
de la Comisión a un escrutinio informado.
Otro aspecto importante que la Comisión tiene muy en cuenta,
porque constituye un requisito esencial para el desempeño de sus
labores, es el tema de la independencia de sus miembros, a que hace
alusión el artículo 70 de la Convención Americana.
De acuerdo con esta decisión, los Estados partes se comprometen
a brindar a los miembros de la Comisión y a los jueces de la Corte,
mientras duren sus mandatos, las inmunidades reconocidas a los agentes
diplomáticos por el derecho internacional y ofrecerles los privilegios
necesarios para el desempeño de sus funciones.
La independencia de la Comisión --como la independencia de los
poderes judiciales-- es un requisito general de la democracia y del
avance y consolidación del Estado de Derecho.
La Comisión ha venido manteniendo un diálogo muy fructífero
con el Secretario General de la Organización, doctor César Gaviria,
quien ha prestado un gran apoyo a las actividades de la Comisión.
El Secretario General ha hecho contribuciones importantes en
relación con el papel de los derechos humanos y la consolidación de la
democracia en el hemisferio. Asimismo
ha otorgado un acceso constante a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos.
Señores Representantes, estamos viviendo tiempos nuevos y de
gran promesa en el hemisferio, en un hemisferio que nunca como ahora
tantos hombres y mujeres habían visto la posibilidad esencial de
desarrollarse como seres libres. En
este contexto el sistema regional debe adecuar sus propósitos,
procedimientos y mecanismos para permitir ese desarrollo.
Para ello es esencial que existan iniciativas que conceptualizen
y den liderazgo a la temática de los derechos humanos. Para participar
en ese proceso de pensamiento, análisis y reflexión creadora, la
Comisión tiene programado realizar una reunión de expertos en derechos
humanos para el mes de noviembre de este año.
Esperamos que dicha reunión resulte en una mejor comprensión de
las nuevas necesidades de protección de los derechos humanos e
identifique una agenda de avance y transformación en beneficio del
sistema regional.
Finalmente, a nombre de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos quiero agradecer el apoyo de ustedes, los Gobiernos libremente
electos del hemisferio que definen como el objetivo fundamental de su
política el logro de sistemas en que se expandan constantemente los
derechos de todos los individuos. PRESENTACIÓN DEL
INFORME ANUAL DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA Panamá, 4 de junio de
1996 Señor Presidente de la
Primera Comisión
En mi calidad de Presidente de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), tengo el honor de presentar a la Primera Comisión
el Informe Anual correspondiente al año 1995, que la CIDH eleva a
consideración de la Asamblea General, de conformidad con lo previsto en
Artículo 53 "f" de la Carta de la Organización y en el Artículo
41 "g" de la Convención Americana.
Se trata de un gran honor personal por ser portavoz de un órgano
que expresa las más elevadas tradiciones ético-jurídicas del
hemisferio. Un órgano que
con sus trabajos ha contribuido a crear un sistema regional de derechos
humanos que ha consagrado jurídicamente valores fundamentales del
Estado de Derecho, como la no discriminación, el respeto a la vida, la
integridad personal, las garantías judiciales y el debido proceso.
Un órgano que además se ha transformado en la esperanza de
miles y miles de mujeres y hombres en la región, para obtener justicia
y respeto a sus derechos fundamentales.
Personalmente me siento asimismo muy honrado de servir en la
Comisión con juristas de primer orden e incuestionable probidad.
Deseo mencionar, en este sentido, que me acompañan hoy el Primer
Vicepresidente de la Comisión, Embajador John Donaldson, el Segundo
Vicepresidente Dr. Carlos Ayala Corao, el nuevo Secretario Ejecutivo,
Embajador Jorge Enrique Taiana, y los Secretarios Ejecutivos Adjuntos,
Dres. Domingo E. Acevedo y David Padilla.
En mi intervención me referiré, en primer término, al Informe
Anual correspondiente a 1995, explicando su estructura y contenido.
Posteriormente me referiré a iniciativas de la CIDH para
perfeccionar el sistema regional y finalizar con una valoración de los
aportes que se hacen por distintos actores al sistema y con una
propuesta sobre análisis del sistema regional.
I. ESTRUCTURA Y
CONTENIDO DEL INFORME ANUAL
El Informe Anual que presento ha sido preparado de acuerdo con
las pautas que estableció la Asamblea General en la resolución AG/RES.
331.
De conformidad con los criterios establecidos en la resolución
antes mencionada, el Informe consta de cinco capítulos.
El primer capítulo se refiere, en forma muy breve,
al origen y a las bases jurídicas de la Comisión.
Se consignan en este capítulo asimismo las actividades que la
Comisión, durante el año 1995, ha realizado con otros órganos de la
OEA así como con otros organismos internacionales vinculados a la
promoción y protección de los derechos humanos.
El capítulo segundo contiene, también en forma
breve, una relación de las actividades que ha desarrollado la Comisión
durante el año 1995. Un
aspecto muy importante dentro de este capítulo es el de las visitas in
loco que efectuó la Comisión y el de las actividades de la Comisión
ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
En el período que comprende el informe que presento, la Comisión
efectuó las siguientes visitas in loco:
a Haití del 20 al 24 de marzo de 1995; y al Brasil del 4 al 8 de
diciembre de 1995.
Aprovecho esta oportunidad para agradecer y valorar la acogida de
que fue objeto la CIDH por el Gobierno haitiano, a que nos referimos en
nuestro informe anterior.
Durante la visita a Brasil la Comisión pudo percibir la
constante preocupación del Gobierno Federal, particularmente del
Presidente Fernando Henrique Cardoso, por los derechos humanos, lo que
se ha traducido en la incorporación de este tema en el debate nacional
y en la generación de un proceso que incluye modificaciones a
instrumentos jurídicos, apoyo a instituciones y otras modalidades de
gran valor destinadas a promover y fortalecer efectivamente el respeto a
esos derechos.
Además de esas dos visitas in loco, una delegación de la
Comisión visitó, en los Estados Unidos, diversas instituciones penales
que incluyeron la de Lompoc en California y la penitenciaría de
Leavenworth en Kansas. En
estas dos instituciones la Comisión recibió información e indagó con
entera libertad sobre la situación de los reclusos.
Agradecemos al Gobierno de los Estados Unidos la invitación
efectuada, que se inscribe en los trabajos que la CIDH viene realizando
sobre la situación carcelaria en el hemisferio.
Del 11 al 13 de diciembre de 1995, una misión de la Comisión
viajó a Colombia con el objeto de observar, a solicitud de las partes,
la forma en que se cumplían los compromisos asumidos por éstas en un
acuerdo de solución amistosa sobre varios casos en trámite.
Del 5 al 10 de julio se llevó a cabo una misión similar a la
República de Guatemala, con el objeto de gestionar la protección de un
Fiscal amenazado de muerte.
Agradecemos igualmente a los Gobiernos de Guatemala y Colombia,
por las facilidades brindadas para la realización de estas importantes
visitas.
Al dirigirme a los señores Representantes en la Comisión de
Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo Permanente, hice notar que
las dos terceras partes del informe corresponden al capítulo
tercero, referente a casos individuales.
Las nuevas condiciones hemisféricas, caracterizadas por
gobiernos electos democráticamente, salvo el caso de Cuba, han creado
condiciones diferentes y superiores para la protección y promoción de
los derechos humanos. Hoy
es posible tratar a través de casos situaciones específicas, mientras
que en el pasado la existencia de gobiernos autoritarios requería
informes generales que se referían a la situación global de un país.
El sistema de casos individuales permite cumplir un doble papel:
En primer término, a través de los casos individuales se alerta
tempranamente a la comunidad internacional sobre violaciones que de no
ser corregidas terminan destruyendo la democracia.
Denuncias sobre ejecuciones sumarias y torturas, por ejemplo de
ser verídicas y dejarse impunes, tienen el grave peligro de terminar
afectando la viabilidad misma de la democracia.
En este sentido, el sistema de casos es un mecanismo de
advertencia sobre la existencia de serios problemas, que permite la acción
internacional antes de que se llegue a un punto de no retorno.
Para fortalecer la acción eficaz de la CIDH, cuando se trata de
denuncias de amenazas al derecho a la vida y a la integridad personal,
la Comisión ha puesto en práctica un sistema de acción inmediata.
Este sistema requiere, con frecuencia, la solicitud de "medidas
cautelares" que aprueba la Comisión o, en casos de extrema
gravedad y urgencia y cuando fuese necesario evitar daños irreparables
a las personas, a través de "medidas provisionales", que la
Comisión solicita a la Corte de acuerdo con lo previsto en el Artículo
63, párrafo 2 de la Convención Americana.
En la actualidad la Comisión tiene, en trámite, un total de 26
medidas cautelares y 6 medidas provisionales ante la Corte
Interamericana, además de una solicitud interpuesta la semana anterior
y aún no decidida.
Además de evitarse a través de casos el deterioro de la
democracia, la Comisión es de la opinión que el sistema de casos
contribuye a ampliar y a profundizar el ideal democrático, al aplicar
normas libremente consentidas que expanden y consolidan la vigencia de
los derechos fundamentales.
En efecto, las democracias por definición son sistemas de
gobierno en movimiento y expansión constante.
Los tipos de casos que nos llegan dirigidos a la consolidación y
la expansión de la democracia se refieren, por ejemplo al debido
proceso, independencia y eficacia de los poderes judiciales, acceso a
los tribunales y abogados, plazos razonables, detenciones sin juicio,
libertad de prensa y derechos de la mujer.
El sistema de casos ha sido además esencial por su contribución
a fortalecer en toda su riqueza el acervo jurídico regional.
En el Informe Anual se incluyen casos que ofrecen
interpretaciones sólidas y bien fundamentadas, sobre la protección del
derecho a la vida, el concepto de detención arbitraria e ilegal, el
derecho a ser juzgado en un plazo razonable, el derecho a la presunción
de inocencia, la conceptualización de la tortura y los criterios que
permiten calificar violaciones y otros tratos inhumanos y degradantes
como tortura. También,
desde un punto de vista procesal, los casos incluidos en el Informe
Anual contienen elementos de gran valor sobre solución amistosa, el
agotamiento de los recursos internos, la carga de la prueba y los
criterios de valoración de la misma.
Asimismo, se profundiza sobre los conceptos jurídicos existentes
en materia de responsabilidad internacional y de situaciones de
emergencia.
La mayor complejidad jurídica de los casos ha creado demandas
crecientes a la CIDH. El
mandato de la Comisión en lo referente al procesamiento de peticiones
individuales se ha visto ampliado en los últimos años, en parte,
debido a los casos que la Comisión somete a la Corte Interamericana.
En la actualidad, sin incluir la tramitación de las siete
medidas provisionales a que hice referencia anteriormente, la Comisión
tiene doce casos en trámite ante la Corte Interamericana.
Pero independientemente del incremento cualitativo del trabajo de
la Comisión, se ha producido también un aumento cuantitativo de
denuncias y tramitación de casos.
A la fecha existen aproximadamente setecientos ochenta casos en
trámite, de los cuales 726, es decir el 93 por ciento, se refieren a
denuncias de violaciones al derecho a la vida y a la integridad
personal.
En función de esta importante evolución del sistema regional,
es esencial continuar fortaleciendo el trabajo jurídico de la CIDH.
Para ello esperamos contar con la cooperación de todos los
usuarios y, en particular, de los Estados democráticos del hemisferio.
La CIDH desea señalar en esta materia que no considera que sus
interpretaciones, a pesar de sus esfuerzos constantes, están libres de
crítica y del más severo escrutinio.
En este sentido, la CIDH considera esencial la contribución
tanto de los gobiernos como de los usuarios del sistema.
Al mismo tiempo deseamos recordar que siempre es posible pedir
Opiniones Consultivas a la Corte Interamericana sobre cuestiones de
derecho, como asimismo someter los razonamientos jurídicos de la CIDH
al análisis de la Corte en casos contenciosos en que los estados no estén
de acuerdo con la Comisión.
El capítulo cuarto del Informe se refiere al
estado de la preparación de una futura Declaración Interamericana de
los Derechos de los Pueblos Indígenas que la Comisión ha venido
elaborando, de conformidad con lo acordado por la Asamblea General en la
resolución AG/RES. 1022 (XIX-O/89). Luego de varias revisiones internas, la Comisión, en
septiembre de 1995 aprobó el borrador de consulta que se transcribe en
este capítulo, en base al cual se inició una ronda de consultas a los
Estados miembros y a otras instituciones.
La Comisión espera poder analizar las observaciones que formulen
los Estados miembros a ese borrador, en los períodos de sesiones que
celebrará en el mes de septiembre del presente año y en febrero de
1997, a fin de completar el proyecto de Declaración para que pueda ser
considerado por la Asamblea General en su vigésimo séptimo período
ordinario de sesiones, en junio de 1997.
El capítulo quinto contiene un informe de progreso
sobre el proyecto relativo a las condiciones de detención en las Américas,
y un informe similar sobre el proyecto para promover y proteger los
derechos de la mujer en el hemisferio y eliminar la discriminación en
su contra. Con referencia a
este último tema, aunque lo que voy a decir no aparece en el informe,
deseo mencionar que la CIDH, conjuntamente con la Comisión
Interamericana de Mujeres, el Instituto Interamericano de Derechos
Humanos y la Organización Panamericana de la Salud, realizaron en el
mes de marzo de este año una conferencia sobre "la mujer, derechos
humanos y el sistema interamericano".
Los panelistas, expertos y expertos seleccionados de distintos países
del hemisferio consideraron temas relativos a la violencia contra la
mujer, la discriminación y la participación política de la mujer, y
formularon recomendaciones en el marco de la Conferencia realizada en
Beijing en 1995.
La Comisión, como es usual, ha incluido en varios anexos el
estado de las ratificaciones de las convenciones y protocolos de
derechos humanos aprobados en el ámbito interamericano.
En esta Asamblea General nos honró asistir a la ratificación,
de parte de Costa Rica, de la Convención Interamericana sobre
Desaparición Forzada de Personas, con lo cual ya hay 4 Estados Parte en
la misma. En efecto, Costa
Rica se sumó a Uruguay, Panamá y Argentina, cuyos actos de ratificación
también tuvimos el privilegio de presenciar.
Este Informe, como los señores Representantes habrán podido
apreciar, no incluye los informes sobre la situación general de
derechos humanos en diversos Estados que aparecerían en años
anteriores. Como tuve
oportunidad de expresar al presentar el Informe en la Comisión de
Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo Permanente, esta ausencia se
debe a un acuerdo adoptado por la Comisión solamente para este año,
con el objeto de revisar los criterios que se han utilizado hasta ahora
y dar así mayor coherencia y, de ser posible, aumentar la eficacia de
sus informes generales.
En consecuencia, a partir de la publicación del próximo Informe
Anual de la Comisión se incluirá nuevamente en el Capítulo IV, como
en años anteriores, informes sobre la situación de los derechos
humanos en varios Estados miembros.
II. INICIATIVAS DE
LA COMISIÓN PARA PERFECCIONAR EL SISTEMA REGIONAL Señor Presidente y señores
Delegados:
Luego de esta breve presentación del Informe Anual desearía referirme
a otros aspectos que la Comisión considera muy importantes.
En primer lugar, debo manifestar que la CIDH ve como una tarea
permanente perfeccionar constantemente sus labores. En tal sentido, la Comisión está desarrollando un conjunto
de iniciativas destinadas a fortalecer el sistema interamericano de
protección e incrementar su capacidad de respuesta frente a las
cambiantes demandas, derivadas del proceso de consolidación y expansión
del sistema democrático de gobierno en el hemisferio.
Estas iniciativas están orientadas esencialmente a fortalecer su
metodología de trabajo, a estimular las actividades de promoción, y a
explorar formas adicionales para adaptar el sistema de promoción y
protección a las nuevas realidades.
Con respecto a la metodología de trabajo, la Comisión ha
adoptado varias iniciativas: ha
insistido ante las partes en la posibilidad prevista en la Convención
de llegar al arreglo amistoso de los casos.
Me complace informar a los señores Delegados que la Comisión ha
visto con agrado que varios gobiernos, así como los peticionarios en
muchos casos, han optado por someterse a ese procedimiento con muy
buenos resultados.
La CIDH ha tomado medidas especiales para seguir el orden
establecido en la Convención, y en su Reglamento de modo de juridizar
sus procedimientos. Esto ha
incluido:
a)
Registros de peticiones
b)
Seguir el orden de procedimiento de la Convención a saber:
-
Admisibilidad
-
Establecimiento de los hechos
-
Solución amistosa
- Decisión
del caso
- A su vez,
ha regulado el sistema de audiencias, estableciendo criterios para su
otorgamiento y propósito.
La CIDH ha continuado asimismo fortaleciendo el marco jurídico
de sus decisiones, dando el rigor requerido a las consideraciones de
hechos y los fundamentos de derecho de sus decisiones.
En un esfuerzo por aliviar el recargado programa de trabajo de la
Comisión y en vista de las numerosas solicitudes de audiencia por parte
de los peticionarios como de los Estados miembros, se ha establecido la
práctica de celebrar audiencias la semana anterior a los períodos de
sesiones. Además, se ha
agregado una tercera reunión anual para avanzar en el cumplimiento de
sus funciones de resolver casos, planificar visitas in loco y las
actividades de promoción. Estas
últimas contribuyen al conocimiento general del sistema, y elevan la
cultura jurídica con respecto a los derechos humanos en general y sobre
el sistema regional en particular.
En ésta y en otras materias, quisiera reiterar la necesidad que
tiene la Comisión de mantener un diálogo positivo con los Estados
miembros, y con los demás usuarios del sistema.
Los Estados miembros están en condiciones de formular
contribuciones muy valiosas para mejorar los trabajos de la CIDH.
Señor Presidente: deseo
referirme también a otro aspecto que preocupa a la Comisión:
Como ustedes saben, la defensa de la dignidad humana, expresada
en la promoción y protección de sus derechos fundamentales, constituye
el paradigma básico de las actividades de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos. El
derecho a la vida, a la integridad y a la libertad personal, a la
protección de las garantías judiciales son, entre muchos otros, temas
de preocupación constante de la Comisión.
Así, cuando una persona es privada de su libertad en violación
de las normas jurídicas la Comisión concentra su atención, en
principio, en la observancia, por parte del Estado, del debido proceso
establecido en su propio derecho, como asimismo de los mecanismos
utilizados para la detención.
Pero la situación puede ser mucho más seria, cuando las
detenciones ocurren al amparo de legislaciones que vulneran
manifiestamente garantías y principios elementales que deben regir en
un Estado de Derecho: El juzgamiento de civiles por tribunales militares, la sanción
de delitos cometidos por menores de edad, las restricciones al control
judicial de la investigación, así como el aislamiento celular
prolongado de personas detenidas, muchas veces en forma ilegal,
constituyen aún desafortunadamente, procedimientos de aplicación
corriente en algunos pocos Estados miembros de la Organización.
La CIDH continuará recordando a los Estados la necesidad de
adecuar el derecho interno a las obligaciones internacionales libremente
consentidas.
Con el propósito de minimizar el efecto de las violaciones
derivadas de esas y otras situaciones, la Comisión adopta decisiones y
formula recomendaciones generales, para proteger los derechos de las
personas, de acuerdo con la competencia y los procedimientos que le
asignan los instrumentos jurídicos interamericanos, cuyo incumplimiento
se traduce con bastante frecuencia en graves injusticias para las
personas afectadas.
La Comisión encuentra muchísima dificultad para lograr el
cumplimiento de dichas decisiones y recomendaciones.
Esto constituye una situación inaceptable para el sistema en sí
mismo, y para las víctimas de violaciones de los derechos humanos. El incumplimiento es más injusto y lamentable en aquellos
casos en que las recomendaciones de la Comisión se basan en normas
imperativas de Derecho Internacional, expresamente ratificadas por los
Estados.
La Comisión --y cada uno de nosotros-- condena el terrorismo, la
violencia, el crimen, la corrupción, el narcotráfico, y otras gravísimas
amenazas a la convivencia civilizada de los seres humanos.
La CIDH considera que la democracia es la forma
adecuada de enfrentar dichos flagelos, y reitera como doctrina
suya la compatibilidad entre la seguridad ciudadana, el Estado de
Derecho, y el respeto y la protección de los derechos humanos.
También con referencia a la protección de los derechos
fundamentales no quiero dejar pasar esta oportunidad, señor Presidente
y señores Delegados, sin mencionar, una vez más, que la efectiva
vigencia de las garantías judiciales está indisolublemente
condicionada a la independencia del poder judicial.
Este es un tema que continúa siendo fuente de preocupación para
la Comisión. Si se trata
de proteger los derechos de la persona humana frente a los posibles
abusos de los agentes del Estado, es imprescindible que uno de los órganos
de ese Estado disponga de la independencia que le permita juzgar tanto
las actuaciones del Poder Ejecutivo, como las leyes dictadas por el
Poder Legislativo, y en general las actividades de los demás órganos
del poder público.
III. CONTRIBUCIÓN DEL
SECRETARIO GENERAL, LOS GOBIERNOS Y LOS USUARIOS DEL SISTEMA
La Comisión ha venido manteniendo un diálogo muy fructífero
con el Secretario General de la Organización, doctor César Gaviria,
quien ha prestado un gran apoyo a las actividades de la Comisión.
El Secretario General ha hecho contribuciones importantes en
relación con el papel de los derechos humanos y la consolidación de la
democracia en el hemisferio. Asimismo
le ha otorgado un acceso constante a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos.
Igualmente quisiera reiterar aquí la cooperación que la CIDH ha
recibido de los gobiernos. Sus
observaciones y críticas son bienvenidas.
Ellas cumplen con el propósito que nos asiste a todos, estar en
un diálogo permanente que permita el perfeccionamiento de un sistema
cuyo propósito último es incrementar constantemente la protección que
se debe a toda persona sin discriminación alguna.
En sentido similar, las organizaciones no gubernamentales,
expresión democrática de la sociedad civil del hemisferio, también
han contribuido con sus trabajos de información y representación de
manera significativa a la defensa y protección de los derechos humanos
en el hemisferio, así como con las demás actividades que realiza la
CIDH.
IV. REUNIÓN DE EXPERTOS EN
DERECHOS HUMANOS
Señor Presidente y señoras y señores Delegados:
Estamos viviendo tiempos de gran promesa en un hemisferio que
nunca como ahora tantos hombres y mujeres habían visto la posibilidad
esencial de desarrollarse como seres libres.
La tarea común de los Estados miembros de la Organización, y de
la comunidad interamericana en general, es el de consolidar los valores
democráticos y reinsertarlos en lo que constituye su fundamento:
la defensa y protección de los derechos fundamentales de la
persona humana.
En este contexto el sistema regional debe adecuar sus propósitos,
procedimientos y mecanismos para permitir ese desarrollo.
Para ello es esencial que existan iniciativas que conceptualicen
y den liderazgo a la temática de los derechos humanos. Para participar en ese proceso de pensamiento, análisis y
reflexión creadora, la Comisión tiene programado realizar en el mes de
diciembre de este año una reunión de expertos en derechos humanos.
Para ello invitará representantes gubernamentales y de
organizaciones no gubernamentales.
Esperamos que dicha reunión resulte en una mejor comprensión de
las nuevas necesidades de protección de los derechos humanos en el
hemisferio, e identifique una agenda de avance y transformación en
beneficio del sistema regional, lo cual indudablemente redundará en el
fortalecimiento de la democracia en el hemisferio.
Finalmente, a nombre de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, quiero agradecer el apoyo de ustedes, los Gobiernos elegidos
libremente en el hemisferio que definen como objetivo fundamental de su
política el logro de sociedades en que se expandan constantemente los
derechos de todos los individuos. PALABRAS DEL PRESIDENTE
DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS Washington, D.C., 30 de
Septiembre de 1996 Señor Presidente del
Consejo Permanente,
Me dirijo a ustedes, al inaugurarse el 931 Período Ordinario de Sesiones de la CIDH, con la profunda satisfacción que siento por presidir una
Comisión que se ha caracterizado por propiciar el respeto y las
aspiraciones democráticas de las mujeres y hombres del hemisferio y que
ha cristalizado así altos valores de dignidad humana.
Hay un antiguo proverbio religioso que dice AEl que salva una vida, salva el mundo@. Me siento muy orgulloso
de presidir un órgano de nuestra Organización que ha salvado muchas
vidas, y salvar una sola vida habría justificado su propósito.
Me acompañan en este acto el primer Vicepresidente de la Comisión,
Embajador John Donaldson y los siguientes miembros: Doctor Jean Joseph
Exhumé, Profesor Robert Goldman y Embajador Alvaro Tirado Mejía.
Se encuentra también en esta mesa el Secretario Ejecutivo de la
Comisión, Embajador Jorge Taiana.
Deseo aprovechar esta oportunidad para dar la más cordial
bienvenida a cuatro miembros de la Comisión Africana de Derechos
Humanos que nos visitan: Señor Emmanuel V. O. Dankwa, señor Robert H.
Kisanga, Profesor U. Oji Umozurike y el señor Kamal Rezzag-Barra.
Desde el anterior período ordinario de sesiones, celebrado en el
mes de febrero pasado, la Comisión ha realizado una labor muy intensa.
Una parte importante de nuestro trabajo se ha referido a la
tramitación, el estudio y la búsqueda de soluciones a numerosos casos
individuales. La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos tiene actualmente bajo consideración
804 casos.
Más del 50 por ciento de los casos en trámite corresponden a
tres países y se refieren a alegatos de ejecuciones extrajudiciales o a
denuncias de torturas u otras penas o tratos crueles, inhumanos y
degradantes. Se observa sin
embargo un aumento creciente de casos relacionados con la violación de
las garantías del debido proceso.
Estos casos constituyen una demostración de la importancia que
se da en el hemisferio a la existencia de poderes judiciales
independientes y modernos, al desarrollo de procedimientos eficaces y al
acceso oportuno de asesoría jurídica.
Al mismo tiempo, estos y otros casos
--sobre libertad de prensa o igualdad ante la ley--
crecientemente requieren de mayor elaboración y sofisticación
jurídica. A esto se agrega
la existencia de sociedades abiertas que incentivan a las personas que
se sienten agraviadas a formular peticiones y quejas a nivel interno e
internacional.
En el marco anterior pasa a ser fundamental: - responder eficazmente
y aún prevenir violaciones a derechos fundamentales, - fortalecer y dar solidez a los razonamientos jurídicos y a los procedimientos, y - establecer
prioridades y conceptos que permitan cumplir la labor subsidiaria de los órganos internacionales.
En este sentido sigue siendo esencial la consolidación y
desarrollo de poderes judiciales modernos y eficaces que ofrezcan la
mejor garantía para la protección de los derechos humanos y la
consolidación del Estado de Derecho.
Para discutir y avanzar en estos y en otros temas, la CIDH celebró
un Período Extraordinario de Sesiones del 29 de marzo al 3 de abril.
Durante este período, la Comisión consideró y aprobó informes
sobre casos individuales y se avocó al análisis de sus procedimientos,
con especial énfasis en la celebración de audiencias, la tramitación
de peticiones y las formas de solución amistosa.
Con referencia a esta última materia, la CIDH desea dejar
constancia de las experiencias valiosas que se han ido desarrollando en
procesos de solución amistosa con el nuevo Gobierno de Guatemala, así
como con Argentina y Colombia.
Durante ese Período Extraordinario la CIDH, además, modificó su Reglamento con el propósito de acentuar la
confidencialidad de los procedimientos y proteger la independencia de
los miembros de la Comisión.
La Comisión realizó asimismo dos importantes visitas in loco:
La primera de ellas a Venezuela, del 13 al 18 de mayo y,
posteriormente, a México, del 15 al 24 de julio.
Estas visitas se efectuaron en respuesta a las invitaciones que
formularon los respectivos gobiernos, a quienes la Comisión desea
expresar, una vez más, su reconocimiento por las facilidades que
ofrecieron para que la Comisión pudiese cumplir, en forma eficaz, el
calendario de actividades programado para cada una de esas visitas.
Además, una delegación de la Comisión visitó el Centro
Penitenciario de Allenwood, en el Estado de Pensylvania el 26 de abril
y, en el mes de julio, el Profesor Robert Goldman, relator para
Argentina, se trasladó a ese país para participar, en representación
de la Comisión y a invitación de las autoridades argentinas, en el
arreglo amistoso de varios casos que se tramitan ante la CIDH.
Queremos agradecer respectivamente a los Gobiernos de Argentina y
de los Estados Unidos por la invitación y las facilidades que brindaron
a la Comisión en estas actividades.
Como tuve oportunidad de informar a los señores Representantes,
primero en la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo
Permanente y posteriormente en la Primera Comisión de la Asamblea
General, la Comisión tiene programado realizar un seminario sobre el
futuro del sistema interamericano de derechos humanos, del 2 al 4 de
diciembre del corriente año.
El propósito fundamental de esta reunión privada es el de
asistir al proceso de desarrollo de los derechos humanos en el
hemisferio con base en un temario que ha sido elaborado por la CIDH en
consulta con los Representantes de los Estados miembros de la Organización
y el Secretario General.
El Seminario considerará dos grandes temas: En primer lugar
analizará los propósitos generales y objetivos del sistema a la luz de
la nueva realidad hemisférica. En
este sentido pretendemos contribuir a
identificar la agenda del sistema que se considere relevante para
el futuro.
En segundo lugar, el Seminario cubrirá temas concretos como la
admisibilidad, solución amistosa y
en general la tramitación de casos ante la Comisión y ante la
Corte, así como las tareas de promoción y coordinación.
La Comisión considera que estos temas son de gran importancia en
vista de las condiciones de transformación que existen en la actualidad
en la región. Además
algunos de estos temas pueden ser objeto de medidas a corto plazo.
La CIDH tomó la iniciativa de invitar a los miembros de la Corte
y, aprovechando la presencia de ellos en el Seminario, propuso una reunión
conjunta de la Comisión y la Corte para considerar y coordinar asuntos
de interés mutuo y al mismo tiempo dar cumplimiento al mandato de
elaborar un documento sobre conflictos de intereses para ser sometido a
la Asamblea General. Esa
reunión conjunta tendrá lugar el 5 de diciembre.
Señor Presidente, señores Representantes:
Luego de esta breve reseña de nuestras labores desearía
referirme a otros aspectos que la Comisión considera muy importantes.
Como es bien sabido, la vigencia de la democracia representativa
constituye la mejor garantía para el pleno respeto de los derechos
humanos. Como ha
observado el jurista estadounidense Tomas Franck Ala
observancia de los derechos humanos -y la autodeterminación-
constituyen, de hecho y de derecho, el fundamento sine qua non de
la legitimidad democrática [lo que él denomina the power of
democratic legitimacy]".
La Comisión valora positivamente que en los Estados miembros de
la OEA, con la única excepción de Cuba, existen en la actualidad
condiciones más adecuadas para la consolidación de los sistemas democráticos
que combinen legalidad con legitimidad, lo que permitirá avanzar, en
forma significativa, en la observancia y protección de los derechos
humanos en el hemisferio.
Sin embargo, como ha señalado mi antecesor en la presidencia de
la Comisión, el Embajador Alvaro Tirado, "más allá de los logros
obtenidos con referencia a la consolidación de los sistemas democráticos
en la región, en materia de promoción y protección de los derechos
humanos, queda aún un largo trecho por recorrer".
El Secretario General de la Organización, en el documento que
presentó al Consejo Permanente el 13 de diciembre
de 1995, ha observado, en ese mismo sentido, que "no basta
con felicitarnos porque atrás hayan quedado los tiempos borrascosos@ y que Atampoco
es suficiente con anunciar el albor de una nueva era@ y agrega que Aahora estamos enfrentados a la tarea de
esculpir realidades de las ilusiones, de traducir los sueños colectivos
en decisiones y de asumir la responsabilidad de construir el futuro, en
vez de contentarnos con contemplar las ruinas de un mundo que se
desvanece en el horizonte@.
El nuevo sistema democrático regional debe adecuar sus
procedimientos y mecanismos, para promover tanto a nivel nacional como
internacional la cultura democrática en el continente a fin de que ésta
facilite, cada vez más, la observancia de los derechos humanos a través
de la búsqueda de lo que el jurista chileno Alejandro Alvarez
denominaba Asoluciones que se adecúen a los tiempos@.
El derecho a no ser privado arbitrariamente de la vida, la
integridad y la libertad personal y la protección de las garantías
judiciales, constituyen temas de preocupación constante de la CIDH.
Para prevenir violaciones a estos derechos, en especial amenazas
a la vida, se ha revitalizado el régimen de medidas provisionales.
Deseo destacar en este sentido la colaboración de los gobiernos que en
la inmensa mayoría de los casos han adoptado las medidas ordenadas.
Con referencia a los poderes judiciales, hemos sostenido
conversaciones con los Gobiernos de Brasil y Chile para organizar
eventos de promoción a nivel regional y subregional.
Independientemente de estas iniciativas, la Comisión considera
que el sistema interamericano de protección puede desempeñar un papel
muy importante en materia de profundización y afianzamiento de la
democracia en el hemisferio, promoviendo
los derechos humanos a través de otras modalidades.
Por ejemplo, mediante la aplicación de medidas que garanticen la
igualdad de derechos de la mujer. Estos
derechos, no obstante encontrarse regulados como un derecho fundamental
en todos los instrumentos internacionales bajo la fórmula de la
igualdad jurídica, son muchas veces objeto de restricciones injustas,
no necesariamente como consecuencia de leyes o políticas
discriminatorias legitimadas por los Estados, sino bajo formas
encubiertas. Con referencia
a este tema deseo recordar que la Comisión ha remitido a consideración
de los gobiernos de los Estados miembros un cuestionario elaborado
durante la reunión de expertos que se realizó en el mes de marzo del
corriente año. La CIDH tomó
la iniciativa de invitar a esta reunión a la Comisión Interamericana
de Mujeres y a la Organización Panamericana de la Salud.
Deseo referirme ahora al tema de los derechos indígenas que la
Comisión viene trabajando activamente, y respecto al cual recibió un
estímulo especial por la afirmación de los Estados en la "Declaración
de Montrouis" al expresar que: En
la diversidad étnica y cultural radica una de las mayores
potencialidades del hemisferio y que es deber de la OEA valorar e
incorporar dicha realidad en la búsqueda del desarrollo de los pueblos
de América.
La Comisión ya ha recibido respuestas de numerosas
organizaciones indígenas y de algunos gobiernos respecto a su borrador
de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Dicha consulta se ha llevado a cabo a través de correspondencia
y de numerosas reuniones en las distintas regiones del continente y
mediante su publicación y análisis en revistas técnicas.
La Comisión ha expresado su intención de completar la consulta
el 30 de noviembre de este año, a fin de revisar el proyecto de
Declaración en el período de sesiones que celebrará en marzo de 1997,
para después elevarlo a consideración de la Asamblea General en su vigésimo
séptimo período ordinario de sesiones.
Quiero aprovechar esta oportunidad para reiterar la importancia
que la Comisión asigna a la opinión de los gobiernos, quienes en
definitiva decidirán sobre la declaración, y al mismo tiempo hacer un
llamado muy especial para profundizar los intercambios sobre este tema
entre los señores Representantes y la Comisión.
Quiero también adelantar que, con el Secretario General, hemos
coordinado el trabajo de la consulta con otros órganos del sistema
interamericano, especialmente el Instituto Indigenista Interamericano,
la Unidad para la Promoción de la Democracia de la Secretaría General
y el Fondo Interamericano para el Desarrollo de los Pueblos Indigenistas
(con sede en Bolivia), con los cuales estamos tramitando un apoyo
especial del Banco Interamericano de Desarrollo para realizar algunas
reuniones que permitan un nivel mayor de participación, de análisis y
presencia de gobiernos, así como de organizaciones indígenas en este
proceso.
Otro de los temas que ha venido preocupando a la Comisión en los
últimos años es el de las condiciones inhumanas en las cárceles y el
número excesivo de personas detenidas en espera de juicio.
Desde un punto de vista cuantitativo, probablemente la mayor
violación de los derechos humanos en la actualidad sea precisamente la
que deriva de las condiciones inhumanas en las cárceles.
Una de las causas fundamentales de este problema es la
sobrepoblación, unida a la coexistencia de personas condenadas con
personas que esperan juicio o sentencia, e incluso con personas que han
sido detenidas por primera vez. La
Comisión considera que una de las preocupaciones mayores en materia de
derechos humanos debe ser precisamente la de modificar los ordenamientos
procesales penales a fin de agilizar la tramitación de las causas y
permitir que mediante un juicio rápido, con las garantías del debido
proceso, se pueda determinar con celeridad la culpabilidad o inocencia
de un procesado.
La comunidad regional, por otra parte, debe ponerse en guardia
contra nuevas formas de discriminación.
La Comisión ha expresado su preocupación por la necesidad de
continuar creando sociedades donde la discriminación racial, la
intolerancia y el chauvinismo no sean posibles.
La Comisión ve con satisfacción el progreso de la comunidad
internacional en materia de legitimidad y aperturas democráticas y
universalidad de derechos para todos, pero le preocupa la existencia de
tendencias contradictorias hacia nacionalismos mal entendidos.
Las democracias son, por supuesto, perfectibles y la consolidación
de las mismas depende, en gran medida, de la vigencia de los derechos
económicos, sociales y culturales.
Uno de los obstáculos que más seriamente podría impedir la
consolidación de los procesos democráticos es la difícil situación
económica y social por la que atraviesan algunos Estados de la región.
La tarea común de los Estados miembros de la Organización, y de
la comunidad interamericana en general, es el de rescatar los valores
democráticos plenamente reinsertados en lo que es su fundamento y razón
de ser: los derechos
humanos, tanto en el ámbito civil y político como en el económico y
social.
Señor Presidente y señores Representantes:
Como tuve oportunidad de informar ante la Primera Comisión de la
Asamblea General, la Comisión se encuentra en la actualidad empeñada
en perfeccionar los mecanismos de colaboración con los gobiernos de los
Estados miembros a fin de contribuir al fortalecimiento del sistema de
promoción y protección de los derechos humanos en el hemisferio.
En este sentido, la Comisión ya ha adoptado una serie de
iniciativas para fortalecer el sistema e incrementar su capacidad de
respuesta frente a las cambiantes demandas derivadas del proceso de
consolidación y extensión del sistema democrático de gobierno en América.
Tales iniciativas, como lo señalara con anterioridad, están
dirigidas fundamentalmente a fortalecer la metodología jurídica de
trabajo de la Comisión, estimular las actividades de promoción y a
explorar formas adicionales para adaptar nuestros sistemas de protección
a las nuevas realidades.
Con respecto a la metodología de trabajo que he detallado
anteriormente, quizás una de las medidas más importantes ha sido la
insistencia de la CIDH ante las partes respecto a la posibilidad de
llegar a arreglos amistosos de los casos, cuestión que es posible en el
nuevo contexto regional de promover y proteger los derechos humanos.
En materia de actividades de promoción, la Comisión está empeñada
en continuar realizando, con los Estados miembros y con otros órganos
del sistema, cursos de entrenamiento y capacitación en materia de
derechos humanos con el objeto de mejorar el funcionamiento de las
instituciones, de los grupos sociales y las múltiples formas de relación
social entre las personas y entre éstas y el Estado y crear una
conciencia o cultura de derechos humanos, que cuestione, entre otros, el
autoritarismo y la discriminación en todas sus formas.
Estoy seguro que todos nosotros compartimos lo expresado por el
Embajador Javier Pérez de Cuéllar, ex Secretario General de las
Naciones Unidas, en el sentido que:
"El anhelo que sienten los pueblos de todo el mundo de una
dignidad humana básica y su creciente exigencia de que se realicen sus
derechos humanos constituyen hechos políticos de la máxima importancia".
En materia de legitimidad política y jurídica el único esquema
válido es el de la democracia representativa
que excluya los autoritarismos. Es
en la realización plena de esa idea democrática que la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos continuará trabajando con el mayor
empeño a fin de seguir contribuyendo en la noble tarea de respeto a la
dignidad humana.
Este es, señor Presidente y señores Representantes, en síntesis,
el contexto en el cual la Comisión considera que debe desplegar el
cometido que le impone la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Permítanme concluir con
una reflexión personal. Por
razones derivadas de las circunstancias políticas existentes en Chile
me tocó vivir algunos años en Holanda.
Cerca de la ciudad donde yo vivía había un pequeño pueblo
llamado Agua Vieja. En el pueblo la atracción turística más importante era Auna pesa de las brujas@: una gran romana de madera que sirve para
pesar individuos. Durante
la edad media cientos de miles de personas habían sido quemadas por
acusaciones de brujería. Un
pequeño grupo de juristas holandeses decidió enfrentar el problema.
Ellos decían: todos sabemos que las brujas vuelan, por lo tanto,
pesan menos que lo que su apariencia indica.
De modo que vamos a construir, dijeron ellos, una pesa de las
brujas que nos permita identificarlas.
Si alguno pesa de acuerdo a su apariencia, recibirá un
certificado extendido por un juez que certifique que no es brujo.
Miles de personas concurrieron a la ciudad para obtener los
certificados liberadores. Nadie
falló la prueba. La
pesa de las brujas se transformó en parte de un proceso que puso fin a
la destrucción de miles de vidas humanas, ninguna de las cuales se
perdería en nuestros días. La
pesa de las brujas demostró el carácter liberador del derecho; es
decir cómo, aplicando el derecho, se puede llegar a resultados humanistas y
humanizadores.
Desde la persecución de las brujas hemos inventado otras brujerías:
raciales, religiosas, políticas, que a veces nos hacen sentir
pesimistas sobre nuestra condición humana.
Pero también hemos inventado nuevas pesas para las brujas que,
como la pesa de las brujas de Agua Vieja, representan lo más elevado de
nuestra historia. La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos es, junto con ustedes, parte de ese
proceso permanente dirigido a crear sociedades en las cuales frente a
cada acusación de brujería podamos poner una pesa de las brujas como
la pesa de brujas de Agua Vieja.
Muchas gracias.
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