RESOLUCIÓN Nº
3/82
ANTECEDENTES:
1.
En comunicación de noviembre de 1979, se denunció lo siguiente:
“Eduardo
Capote Rodríguez fue apresado el día 11 de abril de 1966 y le celebran
juicio el 15 de junio del mismo año. Este juicio duró 24 horas, donde le
pedían el “paredón”, pero al dar la sentencia esta pena de muerte fue
revocada por 15 años de condena en la Causa Nº 141, siendo trasladado para
las mazmorras del Castillo de San Severino en la Provincia de Matanzas.
Desde
ese instante, hasta la fecha, ha sido trasladado para varias prisiones,
sufriendo diversas torturas.
Hasta
el 22 de julio se encontraba en Combinado del Este, y sin causa justificada,
fue trasladado junto a un grupo de 114 personas para la tenebrosa cárcel de
Boniato, donde permanece desde entonces sin que pueda ser visitado, ya que
la distancia es mucho y los transportes en Cuba son sumamente malos”.
2.
En nota de 4 de marzo de 1980, la Comisión transmitió las partes
pertinentes de la denuncia al Gobierno cubano para que suministrase la
información que estime oportuna.
3.
En una carta de 25 de agosto de 1981 la Comisión solicitó información
adicional al reclamante, específicamente la Secretaría preguntó si
Eduardo Capote seguía en detención, dado la reciente liberación de muchos
presos, y cuándo fue torturado y su condición actual.
4.
Mediante una carta fechada el 3 de septiembre de 1981, el reclamante
informó lo siguiente en respuesta a las preguntas de la Secretaría:
“Como
a ustedes les consta oficialmente, en el mes de noviembre de 1979 presenté
ante ese prestigioso organismo una denuncia por escrito de los inhumanos
maltratos que a diario ha estado recibiendo Eduardo durante 15 años en las
tétricas prisiones cubanas.
Denuncia
que ratifico formalmente en todas sus partes por el presente escrito,
debiendo destacar el insólito hecho que habiendo cumplido 15 años
consecutivos, la totalidad de la condena impuesta el 11 de abril de 1966 por
el Tribunal Militar Nº 1 de La Habana, no fue puesto en libertad como
correspondía en justicia el día 11 de abrió del presente año; siéndole
notificado verbalmente por las autoridades penitenciarias, sin previo juicio,
que indefinidamente había sido recondenado, costumbre usual en los
prisioneros con los presos políticos plantados, que son aquellos que se han
negado valiente y cívicamente a aceptar los planes de reeducación
impuestos por el Gobierno Comunista Cubano.
Debo
señalarles que desde el mes de octubre del pasado año, sólo le han
permitido a Eduardo y demás presos políticos una visita por sus familiares;
y él, conjuntamente con sus demás compañeros que están actualmente
recluidos en la Prisión de Puerto Boniato, en la Provincia de Oriente,
Cuba, se encuentran sometidos a bárbaros maltratos físicos y morales,
violentas requisas y salvajes golpizas; al extremo que los tienen desnudos,
sin asistencia médica y en celdas tapiadas, donde no entra ni un sólo rayo
de sol.
Ha
sido tan inhumano el trato recibido por los reclusos políticos de la Prisión
de Puerto Boniato que en viril protesta se declararon en huelga de hambre,
en varias ocasiones, habiendo durado una de ellas 33 días, desde el 31 de
octubre hasta el 3 de diciembre del pasado año, lo que es lógico suponer
que redunda en mortal perjuicio para la salud, ya quebrantada, de hombres
desnutridos por tantos años de encierro.
Eduardo
padece de graves y dolorosas lesiones en ambas manos, como consecuencia de
una criminal y cobarde agresión de la milicia roja armada con bayoneta
calada el 22 de marzo de 1973, cuando estaba recluido en la colonial
Fortaleza de la Cabaña, habiendo quedado lisiado para toda su vida.
5.
Con fecha 19 de septiembre de 1981, el reclamante envió a la Comisión
una carta publicada en el periódico “Diario de las Américas” de fecha
23 de septiembre de 1981, relacionada con los presos políticos plantados en
Boniato donde se encontraba también la víctima Eduardo Capote. La carta
dice:
Comienzo
por decirle que no estamos nada bien y nos preocupa mucho nuestra situación
que cada vez (aunque parezca inverosímil), se vuelve peor, y no hay momento
de laxitud por parte del Ministerio (del Interior). Así, ante tantas
irregularidades, paso a relatarle una serie de hechos que nos han acaecido
desde que fuimos internados en esta prisión, con sus celdas tenebrosas y
sombrías. ‘A nuestra llegada, ocurrida el 24 de julio de 1979, hemos
padecido, en forma ascendente, innumerables medidas que conspiran contra
nuestros más elementales derechos humanos, tales como:
Situarnos
a una distancia de mil kilómetros de nuestros queridos familiares, muchos
de ellos en edad avanzada y achacosos. Por consiguiente, muchos de nosotros
sólo hemos recibido visitas cada tres, cuatro o seis meses, más aún
algunos compañeros no han tenido siquiera la primera en dos años que por
difíciles y prolongados parecen siglos. Hoy se nos ha privado totalmente de
ese derecho.
También
a nuestra llegada tuvimos que realizar huelgas y rechazos de alimentos,
dadas las condiciones de vida que imperaban: la asistencia médica
deficiente, la alimentación escasa y de pésima calidad, no-patio, y por lo
tanto, no-sol, en fin, todos los factores relacionados con nuestra
existencia humana. Estas fueron empeorando las medidas paulatinamente hasta
convertirse en abusivas e intolerables en noviembre de 1980. Hemos llegado a
esta fecha porque a partir de la misma comienza una segunda etapa en nuestro
prolongado vía-crucis.
En
la madrugada del 7 de noviembre de 1980, tres compañeros ponen en acción
un intento de evasión, el cual, en su inicio, es frustrado. Los tres compañeros
son sorprendidos a escasos metros del edificio donde actualmente nos
encontramos, 4-D. Este hecho fue tomado por las autoridades del Ministerio
como excusa para precipitar su política ultra represiva contra nosotros. A
la una y cuarto de esa misma madrugada se nos encerró a todos en una
especie de comedor y comenzaron la requisa. Se lo llevaron casi todo. No se
nos dio desayuno ni almuerzo. La requisa duró hasta las dos y cuarto p.m.
del propio día 9. A esta hora trataron de obligarnos a que nos peláramos
como comunes (presos comunes). Nos negamos y por ello comenzaron a golpear a
Luis M. Zuñiga Rey, Roger Reyes Hernández y Servando Infante Jiménez,
quienes resultaron heridos y posteriormente conducidos al hospital. Ese día
no se aceptó la comida por las malas condiciones de la misma. Así
estuvimos tres, quiero decir sin alimentos. Los comunes del pasillo 4-B
fueron trasladados y comenzaron a tapiar las celdas de dichos pasillos. A
medida que las iban tapiando nos introducían en ellas de tres en tres. Esto
comenzó el día 12 por la mañana y terminó al mediodía del mismo día.
En este pasillo 4-B permanecimos en huelga de hambre hasta el 12 de
diciembre.
Ese
mismo día las autoridades penitenciarias aceptaron concedernos en general,
derechos y condiciones de vida humana, así como trasladarnos de pasillo en
las próximas 72 horas. También las puertas de las celdas nos las dejaron
abiertas. A1 fin, no cumplieron su palabra, y en lugar de ello, empeoraron
nuestras condiciones de vida. Este revela la naturaleza cobarde y ruin de
los que gobiernan en nuestro país. He de subrayarle que seis compañeros
Eloy Gutiérrez Menoyo, Ernesto Díaz Rodríguez, Ramón Méndez Pimentel,
Julio Ruiz Pitaluga, Sergio Montes de Oca Gil y Juan Evelio Hernández Ramírez,
continuaron la huelga pidiendo ser trasladados para La Habana. Esto nos tenía
en extremo preocupados ya que cada día esperábamos un desenlace fatal.
Gracias a Dios no ocurrió así y la huelga concluyó el 9 de abril de 198
Desde
mayo de 1980 no teníamos asistencia médica, pues se nos quería desnudar
para la requisa que tenemos que sufrir para ir al hospital. Esto no lo
aceptamos. El 12 de enero de 1981 se nos autoriza visita porque nuestros
familiares estaban extremadamente preocupados por nuestra situación. En
esta visita, a nuestros familiares, muchos de ellos ancianos, se les obligó
a que dejaran sus abrigos en la requisa que tienen que padecer. Ese día hacía
un frío que chiflaba el mono. De lo que son capaces de hacer los hombres
cuando los mueve el odio. Pero como usted bien sabe, amigo mío, nuestros
familiares lo sufren todo con tal de vernos.
Al
día siguiente de la visita, 13 de enero, se nos hace requisa y se nos
encerró nuevamente en las celdas tapiadas. Con los días la situación
empeora. La visita de febrero transcurre bajo una atmósfera cargada y en
extrema vigilancia. En este mes aparece un nuevo elemento: José Oscar Rodríguez
Terrero (Napoleoncito), extingue su condena y no es puesto en libertad. Así
ocurrirá a los compañeros próximos a cumplir. La relación de estos compañeros
se la agregaré al final. Continúan las requisas, los rechazos de alimentos,
la no-asistencia médica, etc. etc.
Un
día antes de la visita del 11 de marzo, se personan en nuestro pasillo
autoridades de la dirección del penal. Comunican a nuestros representantes
que, en lo adelante, para recibir visitas, paquetes, asistencia médica, y
sus etcéteras, teníamos que vestirnos con el uniforme reglamentario para
todos los presos: el azul. Oficialmente se nos despoja de nuestra ropa
amarilla y quedamos en calzoncillos. Muchos familiares nuestros hicieron el
viaje de mil kilómetros en balde. El 30 de marzo desaparecen a Alberto Jané
Padrón. A los pocos días nos enteramos que estaba en las celdas de
seguridad del Estado y que lo habían colocado junto a presos por delito común.
El se declaró en huelga de hambre y con los días lo pusieron en una celda
aparte. Lo regresaron a nuestro pasillo el 5 de mayo.
Estos
primeros meses de 1981 transcurren bajo una presión que va en aumento.
Requisas y compañeros que continúan en huelga de hambre y que están en
muy mal estado. A las celdas del pasillo 4-D también se les colocan
planchas de acero en sus puertas.
EL
primero de junio de 1981 se nos traslada del pasillo 4-B para el 4-D en las
mismas condiciones que ya le he mencionado. EL 19 de junio se nos hace
requisa y se nos despoja de parte de las pertenencias que aún nos quedan.
Se llevan, entre otras cosas, medicinas, bolígrafos, fotografías y hasta
las cucharas que empleamos para comer. A partir de este día (19 de junio)
hasta el presente (28 de junio) sólo hemos podido hacer una comida (25 de
junio) y un almuerzo (27 de junio). Estos últimos días son lo
suficientemente elocuentes para darle una idea de nuestro presente. Aún más,
a los compañeros que tienen indicadas dietas por diferentes padecimientos,
diabetes, úlceras, enfermedades del corazón, etc. se les suprimieron las
mismas y, en cambio, reciben por alimentación una verdadera bazofia.
Todo
esto y aún más, las intenciones del gobierno para con nosotros, hacen
nuestro presente incierto y preñado de amenazas.
Usted
bien sabe que nunca he sido partidario de la exageración, pero si le
aseguro, que si el Gobierno continúa con relación a nosotros, su política
actual, tendremos que esperar, lamentablemente, algún desenlace fatal. El
gobierno nos odia y sabemos cuáles son los frutos que se obtienen de una
política basada en este sentimiento. No es posible concebir que un gobierno
luego de 23 años en el poder, dé a sus presos un trato tan injusto e
inhumano como el que actualmente padecemos, máxime, cuando un grupo
considerable hemos cumplido 20 años de prisión y algunos más de 20 años.
No
creo que ningún gobierno reciba medallas por tratar cruelmente a hombres
indefensos; más que engrandecerse se disminuyen, se enanizan. Pero qué se
puede esperar de hombres que albergan odio en sus corazones, de hombres
cuyas almas están roídas de lepra moral. !Oh amigo mío, qué incierto es
nuestro futuro inmediato! Qué pasará mañana? No lo sé, pero cada día es
potencialmente de luto. Recuerda usted las peores etapas del ‘Plan de
Trabajo Forzado’ en Isla de Pinos? Nos sacaban al trabajo y no sabíamos
si se produciría el regreso. Añada a esto, 15 años más de prisión, con
sus huelgas y privaciones, con un gobierno que pretende hacer de la
brutalidad, principio de Estado, de la injusticia, norma de conducta.
Nuestros
cuerpos siguen enflaqueciendo, pero aún nos quedan los huesos en espera del
zarpazo de la bestia.
Amigo
mío, la lectura de su carta me ha hecho querer un poco más a mis
compatriotas del exilio. Me han impresionado los esfuerzos que allá
realizan en nuestro favor. No deje de saludar a los buenos patriotas.
“Invariablemente de usted”.
RELACIÓN DE LOS
PRESOS POLÍTICOS QUE HAN EXTINGUIDO SU CONDENA Y HAN SIDO CONDENADOS
NUEVAMENTE: Nombre Años de condena Fecha Extinción
Santos Mirabal Rodríguez
Mayoría de edad
24 febrero 1978
6.
En nota de 8 de octubre de 1981, la Comisión transmitió esta
información adicional al Gobierno cubano solicitando de nuevo información.
7.
El Gobierno de Cuba hasta la fecha no ha respondido a las notas ya
mencionadas.
CONSIDERANDO:
1.
Que hasta la fecha el Gobierno de Cuba no ha respondido a las
solicitudes de la Comisión de fechas 4 de marzo de 1980 y 8 de octubre de
1981
2.
Que el Artículo 39 (1) del Reglamento de la Comisión establece lo
siguiente:
Artículo
39
Se
presumirán verdaderos los hechos relatados en la petición y cuyas partes
pertinentes hayan sido transmitidas al gobierno del Estado aludido, si en el
plazo fijado por la Comisión de conformidad con el Artículo 31, párrafo
5, dicho gobierno no suministrare la información correspondiente, siempre y
cuando de otros elementos de convicción no resultare una conclusión
diversa.
LA COMISIÓN
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS,
RESUELVE:
1.
Por aplicación del Artículo 39 (1) del Reglamento, presumir
verdaderos los hechos denunciados por las comunicaciones de noviembre de
1979, 3 de septiembre de 1981 y de 19 de septiembre de 1981, con relación a
la situación del preso cubano Eduardo F. Capote Rodríguez.
2.
Declarar que el Gobierno de Cuba violó el derecho a la libertad, a
la seguridad e integridad de la persona (Art. I de la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre) el derecho a la preservación de la
salud y bienestar (Art. XI), el derecho de justicia (Art. XVIII), el derecho
a un tratamiento humano durante la privación de su libertad (Art. XXV), y
el derecho a un proceso regular (Art. XXVI).
3.
Comunicar esta decisión al Gobierno de Cuba y a los denunciantes.
4. Incluir esta Resolución en el Informe Anual de la Comisión a la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos de conformidad con el Artículo 18, inciso (f) del Estatuto y Artículo 59, inciso (g) del Reglamento de la Comisión |